CONTACTO

Rafael Guinea, instructor de vuelo
Piloto Comercial, Piloto de Veleros, Instructor de Avión Ultraligero.

Licencia ULM nº 496, de las más antiguas en activo. Más de 30 años dedicado a volar.

Teléfono:
608822914


martes, 18 de abril de 2017

Ya tengo mi licencia, y ahora ¿qué? Volar en ultraligero, amistad, clubes de vuelo...

El vuelo no es tan individualista com puede llegar a parecer. Si uno desea puede serlo, pero no necesariamente tiene que serlo. De hecho para muchos de nosotros volar es precisamente eso, amistad, compañerismo... es una sensación curiosa esa que se tiene al llegar a un aeródromo cualquiera, identificarse como piloto y ser aceptado casi de inmediato por todos los demás. Y esa pasión con la que los pilotos que te reciben te enseñan sus máquinas.

Por otro lado está el compartir. Después de aprender a volar muchos optáis por seguir alquilando el avión en la escuela que os ha enseñado a volar, y tras una temporada alquilando preferís comprar vuestro primer avión. Otros prefieren comprar el avión nada más obtener la licencia.

Y comprar un avión no es como quien compra el coche. Al fin y al cabo el coche que usa a diario, o casi, y uno encuentra cómo conseguir el dinero para tener un coche, que en muchas ocasiones es la única manera de llegar al trabajo. Y aunque algunos pilotos tienen dinero suficiente como para comprarse su propio avión, lo más normal es que el avión sea compartido.

Comprar y mantener un avión suele ser, para muchos de los pilotos que encontramos en el vuelo en ULM la forma más asequible de volar, algo colaborativo, economía colaborativa, si queréis llamarlo así. Lo habitual puede ser unirse a un club de vuelo, formar uno con otras personas, o simplemente comprar el avión a medias con otro amigo. Y claro que hay clubes en los que hay socios que no se soportan, no vamos a pintar todo de color de rosa, ¡pero si no te gusta un club se puede buscar otro!. Y, en general, sí podemos decir que tener el avión juntos termina siendo una labor de equipo, en la que disfrutas con los demás, quedas para volar y aprender... y para disfrutar.

Y como muestra, un botón, un álbum de fotos de Instagram de dos pilotos que aprendieron a volar con nosotros y ahora tienen su propio avión, compartido, y utilizan para disfrutar de vistas como éstas.


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Y justo debajo, uno de nuestros pilotos compartiendo vuelo con un amigo suyo que suele volar en Casarrubios, disfrutando del paisaje...¿Quién dijo que no se puede hacer "intercambio de parejas" dentro del cockpit y salir a volar con otros amigos de otros aeródromos, y que ellos salgan a volar en tu aeródromo en tu avión?

Lo bueno de #volar es compartirlo con los #amigos. Aquí nuestro amigo @josem_sgp con su colega @hhsantos volando en una #Tecnam Sierra desde Casarrubios

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lunes, 10 de abril de 2017

Y tras volar en ultraligero... el ocaso

El ocaso es el momento que marca el final de nuestra actividad. Tan solo podemos volar durante el día, de orto a ocaso. Y aunque muchas veces nos de rabia que la hora de ocaso sea tan temprana, sobre todo en invierno, hemos de reconocer que con sus sombras esbeltas y muy alargadas y sus coloreses un momento mágico, muy bello, en el que además se concentran casi todos los aterrizajes en un aeródromo (¡todos queremos aprovechar al máximo el día!). Y una vez en el suelo toca recoger, echarnos una mano y disfrutar del paisaje...
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lunes, 3 de abril de 2017

Volar en ultraligero: el momento de la suelta

La suelta es ese momento mágico en el que el instructor se baja del avión y te deja solo frente a los mandos. Todos hemos tenido al menos una. Hay quien la describe como un momento épico, otros como algo mágico. Otros dirán que es algo rutinario pues llevan mucho tiempo entrenando para ese momento...


Tampoco es lo mismo la suelta como alumno, en la que sales del cascarón y empiezas a volar solo, y descubres que todas las veces que has repetido las tomas y despegues ahora te llevan a volar en solitario, que el avión "vuela más" con una persona menos, que te concentras mil veces más en lo que haces porque sabes que no está el instructor al lado para quitarte los mandos si la cagas, probando a ir cada vez un poco más lejos, a volar con un poco más de térmica... que la suelta con, por ejemplo, tu primer avión en propiedad, cuando sabes que dejas de depender de alquilar el avión, que vas a poder hacer tus viajes a tu ritmo, la ilusión de tu primera máquina, comparable a ese tu primer coche o tu primera moto, que por muy vieja o fea que fuera para tí siempre será la mejor máquina del mundo, tu primer patín de cola... No es lo mismo soltar a alguien que va a seguir bajo tu instrucción que alguien que a un piloto que ya tiene la licencia... como cuenta muy bien Adrián en su blog.

Eso sí, todas suelen terminar de una forma muy parecida...


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